Micro Reflexiones

El 15 de noviembre de 2022 fue un parteaguas en mi camino. Ese día conocí a mi mejor y más preciado compañero, conocí al protagonista de esta publicación. Estábamos hechos el uno para el otro y no sabíamos. Su nombre es Web, es un pastor belga malinois que me estuvo esperando en la Fuerza Aérea Colombiana durante 6 años.  Para llegar a él, entré en un proceso psicológico para abrazar mi condición de discapacidad, pues la compañía de un perro llama más la atención sobre mi condición y necesito ser fuerte para defenderme a mí y, por ende, al gordo. En ese proceso me sumergí en lo profundo de mí y estuve atravesando las oscuras, dolorosas y terroríficas cuevas de los sentimientos represados. Eso me tenía muy baja de nota. Hasta que llegué al ESCAM y vi a un gordo de 4 patas, mirada penetrante y cara de pillo. Ahí se me volvió a iluminar el corazón. Me dijeron que él era algo parco y solitario. También me advirtieron lo apegado que estaba a una voz gruesa, autoritaria y firme, cosa que...

En mis 26 años he adquirido distintas herramientas que me ayudan a realizar mis actividades del día a día. En esta trayectoría he descubierto distintas ayudas, hablado con usuarios de ellos y terapeutas, formar posturas y deconstruir otras frente a la diversidad de herramientas que existen. Todo comienza a los 2 años que empiezo a usar audífonos, estos aparatos que se introducen en el oído y tienen como una consola que se apoya detrás de la oreja. Estos aparatos vienen en distintas presentaciones y nos ayudan a escuchar. Años después empecé a usar gafas con un lente bien grueso. Usé lentes de contacto por un tiempo, pero volví a las gafas, me siento mejor. En cuanto a mi motricidad, desde los 10 años aproximadamente he recurrido mucho al brazo de mi familia y amigos. Mi apoyo favorito era ir agarrada de «gancho» con la persona. También he usado bastón por un buen tiempo -aunque no me ayudó tanto como esperaba-, silla de ruedas cuando me operaron o me lesionaba y, durante los últimos añ...

Como lo mencioné anteriormente, la independencia es algo que he perseguido siempre y, paralelamente, la dependencia es algo a lo que le he huido. No fue sino hasta hace un tiempo que empecé a preguntarme qué son estos conceptos.  En internet encontré que una persona independiente es aquella que «desarrolla sus ideas y mantiene sus opiniones sin aceptar injerencias externas». Sin embargo esto no es 100% posible, pues vivimos en sociedad y por ende siempre vamos a tomar de otros lados o ser influenciados por ideas, comentarios o acciones de los demás. Tras esta investigación, ser independiente para mí es no estar amarrado a la voluntad de otro(s) para lograr lo que te propones. Es decir, reconocer la influencia de los demás y la necesidad de recibir ayuda de otras personas, objetos o seres vivos, pero no condicionar tu capacidad de vivir a estas ayudas. En cuanto a una persona dependiente nos referimos a aquella que no puede valerse por sí misma y OBLIGATORIAMENTE requiere de alguien...

Bastante he mencionado los procesos, pero en realidad solo he hecho referencia al punto de partida y el punto de llegada. Hablando con una amiga sobre los caminos del punto A al punto B, ella me decía «cuando uno sube una montaña, mucha gente se enfoca en llegar a la meta, pero no mira el paisaje tan lindo del camino».  Y es verdad, muchas veces las personas nos enfocamos tanto en las metas, que no nos fijamos en el proceso. Es decir, pasamos por alto los retos y aprendizajes del camino. En este momento, por ejemplo, la vida me está obligando a vivir mi proceso. Me explico: hace muchos años me plantee la meta de ser independiente y autónoma. Yo estaba yendo por ello a toda velocidad. Recientemente bajé la velocidad y, con ayuda y orientación, empecé a desglosar el proceso.  Este camino se ha llenado de retos donde he caído en huecos hondos y he vuelto a salir, he aprendido cosas sobre mi enfermedad y los límites e implicaciones de mi condición, he reevaluado valores y creencia...

Siguiendo la línea de los límites y las metas, quiero hablar de un caso con el que creo muchos se pueden relacionar. Este es el sueño de ser independiente y autónoma/o. Mi familia, amigas/os y gente cercana en general podrán corroborar que un objetivo muy marcado en mi vida siempre ha sido independizarme y necesitar a nadie.  Aja y, ¿qué con eso? Pues veran, mi idea era irme a vivir sola -con mi perro- preferiblemente en otro país, en un apartaestudio donde yo cocinara, lavara, trabajara, cuidara al perro… en fin, yo hacer todo sin necesitar a nadie. Esto puede sonar factible, y en mi cabeza lo era tras haber vivido sola 5 meses en Washington D.C. y 6 meses en Brisbane (al otro lado del mundo). Con esa meta clara empecé a «destetarme» de mis papás; cogia transmilenio a la universidad, gastaba mi mesada en ubers o taxis para ir a terapias o citas médicas, yo cocinaba mi desayuno, almuerzo y comida. Después decidí que iba sola caminando a sitios cerca de mi casa (cabe aclarar que viv...