¿Qué es lo que necesito yo?

En mis 26 años he adquirido distintas herramientas que me ayudan a realizar mis actividades del día a día. En esta trayectoría he descubierto distintas ayudas, hablado con usuarios de ellos y terapeutas, formar posturas y deconstruir otras frente a la diversidad de herramientas que existen.

Todo comienza a los 2 años que empiezo a usar audífonos, estos aparatos que se introducen en el oído y tienen como una consola que se apoya detrás de la oreja. Estos aparatos vienen en distintas presentaciones y nos ayudan a escuchar. Años después empecé a usar gafas con un lente bien grueso. Usé lentes de contacto por un tiempo, pero volví a las gafas, me siento mejor.

En cuanto a mi motricidad, desde los 10 años aproximadamente he recurrido mucho al brazo de mi familia y amigos. Mi apoyo favorito era ir agarrada de «gancho» con la persona. También he usado bastón por un buen tiempo -aunque no me ayudó tanto como esperaba-, silla de ruedas cuando me operaron o me lesionaba y, durante los últimos años he usado caminador. 

Mi último upgrade fue un perro de servicio. Él me ayuda a recoger cosas, abrir puertas y a caminar trayectos cortos y «seguros» sin el caminador. Más allá de eso, él es una herramienta viva que me ha cambiado la vida (más adelante les cuento más). También hoy por ejemplo, descubrí el beneficio de herramientas como las pinzas, adaptar mis platos, vasos, termo, etc. 

Para mí este camino ha venido acompañado de triunfos, caídas, burlas y muchos aprendizajes. Yo también he juzgado a otros con sus ayudas, pues no siempre tuve esta mentalidad de aceptar las herramientas como una ayuda que nos permite lograr nuestro día a día sin afectar nuestro bienestar. Eso es lo importante, encontrar las ayudas para lograr las metas que nos proponemos.

Y tú, ¿qué necesitas para tu día a día?