La independización
Siguiendo la línea de los límites y las metas, quiero hablar de un caso con el que creo muchos se pueden relacionar. Este es el sueño de ser independiente y autónoma/o. Mi familia, amigas/os y gente cercana en general podrán corroborar que un objetivo muy marcado en mi vida siempre ha sido independizarme y necesitar a nadie.
Aja y, ¿qué con eso? Pues veran, mi idea era irme a vivir sola -con mi perro- preferiblemente en otro país, en un apartaestudio donde yo cocinara, lavara, trabajara, cuidara al perro… en fin, yo hacer todo sin necesitar a nadie. Esto puede sonar factible, y en mi cabeza lo era tras haber vivido sola 5 meses en Washington D.C. y 6 meses en Brisbane (al otro lado del mundo).
Con esa meta clara empecé a «destetarme» de mis papás; cogia transmilenio a la universidad, gastaba mi mesada en ubers o taxis para ir a terapias o citas médicas, yo cocinaba mi desayuno, almuerzo y comida. Después decidí que iba sola caminando a sitios cerca de mi casa (cabe aclarar que vivo en una cuadra con muchas subidas y bajadas, andenes rotos y poco accesible).
Muchos pueden pensar que ese es el deber ser de las cosas. Y yo también lo pensaba. Hoy en día, con el proceso de aceptación de mi discapacidad me doy cuenta que debo hacer algunas modificaciones en esa meta para asegurar mi bienestar.
Por un lado, debo reconocer los límites de mi cuerpo y mi condición. Hay varias actividades que claramente puedo hacer, pero a la larga me hacen daño. Por ejemplo cocinar; claro que lo puedo hacer y ¡me encanta! Pero estar mucho tiempo parada hace que me duelan mis rodillas, y voltearme tanto de aquí para allá me da mareo y me vuelve más propensa a caerme. Y eso me pasa con actividades como la limpieza de la casa y transportarme de un lugar a otro.
Por otro lado, necesito gestionar mis recursos para saciar mis necesidades. En este momento vivo con mis papás y ellos me ayudan con todas las tareas que se me dificultan. Por ende, sé que para irme de la casa necesito recursos como una persona que me ayude con el aseo y la cocina. Aún no tengo cómo conseguir esa ayuda, entonces le voy a bajar al afán de irme a vivir «sola».
En conclusión, objetivos como ser independiente deben ir ligados a mi marco de realidad. Es así como surge la necesidad de redefinir este tipo de conceptos; la independencia mía no puede ser la misma que
la de una persona «neurótipica». Claro que una persona con discapacidad puede ser independiente y estar bien, el punto está en reconocer nuestros límites y fortalezas, y gestionar nuestros recursos para poder suplir esos puntos débiles.
Tú, ¿has soñado con tu independencia y autonomía? Cuéntame cómo se ve esto en tu vida.

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