Micro Reflexiones

Recientemente cumplí años. Hice una reunión con algunas amigas para celebrar, y me sentí tan feliz. Que lindo saber (y vivirlo) que hay personitas que te aman y con las que cuentas incondicionalmente. Hace rato estaba tratando de escribir esto, pero no me salía. Y hoy creo que estoy lista.  Cuando empecé hace meses tenía una visión de que mi vida social que brillaba por su ausencia. Me comparaba con lo que veía en redes sociales, series y películas, y mis amistades no eran así. Yo no hablaba 24/7 con nadie, no salía, no tenía grupito. En fin, «no tenía vida social».  Sin embargo, de unos meses para acá, me he ido dando cuenta que sí tengo vida social, y en este fin de semana afirme que tengo una red de amigas y amigos fenomenales. El día de mi celebración pasé muy feliz. Cocinamos, reímos, chismeamos, jugamos, me ayudaron a organizar la casa, me dedicaron palabras bonitas. En fin, fui muy feliz y cobijada.  Además, unos días después un amigo me mandó mis donas favoritas; ...

Estoy caminando sobre una línea muy delgadita entre el respeto y la exageración, pero necesito compartir esto. El otro día una amiga me mandó un video chistoso donde una chica dice algo como «este 14 de febrero no hay personas sin pareja sino personas con discapacidades rómanticas diferentes». ¿Pooooor? Me pareció una bobada este video; y me molestó que usara la discapacidad para referirse a algo que algunos no han podido o querido tener.  Recordemos que el término «condición de discapacidad» se refiera a las limitaciones físicas, mentales y sensoriales de una persona que ve restringida su participación en muchas situaciones de la vida. Este término también habla de un grupo social vulnerable y una lucha de años por hacerse ver y respetar. Hablar de personas sin pareja no es discriminación ni insulto; y hablar de discapacidad tampoco. Pero equiparar una vanalidad con algo tan importante es una falta de respeto. No quiero decir que no se pueden hacer chistes al respecto, pero respet...

Me atrevería a decir que hay 2 clasificaciones en las que se han encasillado a las personas en condición de discapacidad: los perezosos, vagos, conchudos; y los súper héroes que hacen de todo a pesar de su condición y/o llevan una vida extraordinaria. También me atrevo a decir que hay más personas en la primera casilla que hemos metido más personas en la primera que en la segunda. Hoy vengo inspirada por el video de una amiga a reflexionar sobre esto. Y mi postura es que esta división está mal. Si hay seres en condición de discapacidad que hacen cosas extraordinarias, y sí hay perezosos, pero no debería ser una preocupación más ver en qué casilla me acomodan.  Vivimos una vida donde la opinión del otro es muy importante. Necesito que tenga una buena percepción de mí para ser aceptado/incluido. Y esta presión hace que uno se queme hasta las pestañas por estar en un buen lugar para la sociedad. Sin embargo, la realidad de muchos es que ya nos agotamos tratando de satisfacer las neces...

El otro día le dije con impresión a mi mamá que mis manos estaban muy resecas y ella contestó: «es tu enfermedad». Esta respuesta me causó mucha gracia en la mente, pues tiene toda la lógica, pero creo que estaba esperando otra cosa. Después volví a decirle y me dijo que podía ser el ambiente. Hoy escribo sobre esto porque vi en esta situación una dualidad frecuente en mi vida: decir la causa de algo que me está pasando. Sí, he aprendido que mi enfermedad se manifiesta de muchas formas y que es la causa de diversos síntomas. Eso «me gusta», pero también me asusta, pues puede decir que hay más cosas mal.  Y sí, me gusta reconocer y que me reconozcan la enfermedad como la causa, pues es reconocer una parte primordial de mí y es sinónimo de la complejidad del asunto. Sin embargo, no me gusta que sea la causa de todo, precisamente por ese miedo que me lleva a decir que todo está mal. Y aquí no busco criticar ni señalar a nadie. En esto no hay actuar bien o mal. Solo quiero compartir es...