Primero que todo, somos personas

Todas las mañanas Iris sale antes del sol. Le gusta echarse a rodar por la ciudad mientras ve el amanecer. Siempre va feliz y se recarga para la jornada. Sin embargo, nunca falta la gente que le dice «ven te ayudo angelito» y le empuja su silla -y no necesariamente en la dirección correcta. 

Un día, en su rodada, se encontró un letrero que anunciaba La Carrera Incluyente donde se recorrerán 5km. «Yo quiero. Este es mi momento» se dijo en voz alta. Emocionada se acercó a la mesa de registro.

    - ¿Vienes para la carrera de capacidades especiales? -Le dijo el señor mirando su silla de ruedas.- Es de 3km para que no se agoten y llena de personajes y recreacionistas que los animan.

    - No gracias. Yo me quiero inscribir en la carrera de 5km con la gente «normal». Mi nombre es Iris y me he preparado para esto toda la vida.

    - ¡Mi vida! Se que estas enfermita, no necesitas fingir ni demostrar nada.

    - Soy Iris. Soy usuaria de silla de ruedas y no soy ni tu vida ni enfermita. Apuntame por favor.

Quedó inscrita y cuando iba saliendo escuchó de lejos a unos hombres que decían «mira esa invalida jurando que va a correr». Iris se bajoneo. En el camino de regreso a casa iba pensando «primero somos personas antes de una condición física».

El día de la carrera llegó. Iris estaba muy emocionada con el tumulto de gente esperando a que anunciaran la salida. Iris estaba haciendo unas inhalaciones y exhalaciones para calmar los nervios y enfocarse. En esas siente un toque en el hombro. Volteó la mirada y vio a un niño que le preguntó:

    - ¿Tu cómo corres si estás sentada? Eres minusválida ¿Verdad?

    - Yo ruedo. Giro mis llantas con fuerza para super avanzar. ¿Minusválida? -respondió Iris un poco pasmada.

    - Sí, eso me dijo mamá. Yo tengo un primo que tampoco puede usar sus piernas y me enseñaron que era un minusválido. -Iris se rió con ternura de esto. Tomó una bocanada de aire y con una sonrisa le contestó:- Soy tan válida como tú y tu mami. Hasta tu primo. Él es una persona en condición de discapacidad. 

El niño hizo una cara que dejaba ver su comprensión y claridad. Le dió un abrazo a Iris, chocaron los cinco y se prepararon para arrancar. En las bocinas anunciaron que en breve saldrán: «¿Cómo estamos? ¿Listos? 3, 2, 1 y arranca esto ¡vamos que si pueden!».