A mí también me gusta viajar

Ando organizando un viaje con una amiga que viene de francia y esto me ha enfrentado con muchas cosas. Primero, me cuestiono: ¿las personas en condición no tenemos derecho a viajar y vivir aventuras? ¿Será que estoy destinada a un tipo de viajes y ya?

Ok, esto es un poco extremista. Después de este drama me pongo a ver que vivir estas aventuras implica salir de la zona de confort y enfrentar muuuchos obstáculos. Uno de esos que he enfrentado es darme cuenta que quiero hacer muchas cosas que, por el avance de mi condición, ya no puedo hacer. Por un lado, el autocuidado te dice que hasta ahí puedes llegar para no sacrificar el resto de paseo. Por el otro, muchas «atracciones» no están adaptadas para la condición de discapacidad.

«Pero, Daniela, esto es normal». Si, ya lo se, pero enfrentarlo es aburrido. Sin embargo, esto lo desmenuzaré en otra publicación.

Otra cosa que me hizo caer en cuenta es sobre TODO lo que implica. Hay que buscar el hospedaje que más se acomode a tus condiciones -y no son muchas las opciones-; implica una investigación extremadamente rigurosa de las actividades para hacer, imaginarse todas las posibles dificultades y las soluciones; escoger muy bien los. transportes y coordinar bien los tiempos de actividad y descanso. 

En resumen, ya estoy cansada y ni siquiera ha empezado el viaje. Sin embargo, hay que darle la vuelta y verlo desde la recompensa. Tengo la posibilidad de pasar 15 días feliz junto a mi amiga. Eso es la gasolina que me impulsa, la felicidad de la experiencia.