Si, soy una persona con discapacidad

Últimamente por mis redes sociales y mi cabeza a rondado mucho el tema de las concepciones sobre la palabra DISCAPACIDAD. Por un lado, están los postulados donde se argumenta que la condición no es ni una grosería. maldición o insulto. Por el otro, se busca dejar claro que quienes vivimos con ella no tenemos la responsabilidad de inspirar. A continuación quiero explicarme y dejar claro que mi objetivo NO es atacar. 

A través de la historia -no voy a ahondar en esto- se ha construido la idea de que la discapacidad es algo malo porque es raro y diferente. Y sí, la discapacidad es una condición que se sale de lo común y trae sus desventajas. Pero, no es una maldición; aún se puede vivir y hacer muchas cosas en esta condición.

Alguien con discapacidad no es un «pobrecito», simplemente enfrenta cosas que pueden ser difíciles. Ni es una persona con «capacidades especiales», no tenemos superpoderes. Tampoco nos vamos -bueno, yo y algunas otras personas- a ofender porque nos digan «persona con discapacidad», por el contrario, ofende que nos digan «para mí no tienes nada»; amiga, amigo, la discapacidad es un pilar central de mi persona, no me niegues.

Lo otro que quiero hablar es ese rol de inspiradores que se nos ha asignado. ¿Por qué te inspiramos? ¿Te hacemos agradecer que tu no estás en esta condición, o en tu imaginario notas que no serías capaz de afrontar los retos de la condición? Y no quiero decir que no podemos inspirar. Claro que sí lo hacemos y chévere saberlo; pero a veces se convierte en una carga pensar que tenemos esa responsabilidad y, que, lo que es una inseguridad o lucha interna es en lo que se fija la gente.

En fin, tener una condición de discapacidad no me hacen más ni menos. Sí, soy una persona normal. Simplemente tengo otras perspectivas; incluye retos no convencionales y exige una buena actitud (difícil a veces) frente a la vida.