¿Cómo le dices tu?
Hoy voy a retomar el tema de la discapacidad. Y voy a volver a las bases para hablar de la nomenclatura. Me he dado cuenta que a muchos (me incluyo) nos ha pasado que nos referimos a la condición de discapacidad de diversas maneras; a veces con el ánimo de no ofender, y a veces por desconocimiento.
Lo más común es oir «discapacitado» o «incapacitado». Y esto está mal. Como yo lo veo, estos conceptos hacen referencia a que una persona no tiene la capacidad de hacer algo. Uno está incapacitado después de un procedimiento médico o por alguna enfermedad y no puede trabajar de ninguna forma. Pero, una persona en condición de discapacidad tiene una limitación para actuar, pero puede hacer esa tarea a otro ritmo y con adaptaciones.
Otra confusión común es hablar de una persona «inválida» o «minusválida» y las variables que se derivan de ahí. ¡Error garrafal! La condición de discapacidad no tiene nada que ver con tu valor. No vales más o menos por tener pérdida auditiva, visual, motora o problemas de salud mental. O también está la etiqueta de «pobrecito». Yo, personalmente, odio esa etiqueta. Si, la discapacidad lo pone a uno en condición de vulnerabilidad, y es compleja de llevar, pero no soy pobre ni necesito tu pesar.
Hay otras etiquetas que se pueden interpretar como lindas, pero yo creo que no lo son. Estas son «persona con necesidades especiales», «enfermita», «cojita»-las otras etiquetas que se me ocurren son con las que me han hecho bullying y me dan rabia-.
En fin, considero importante que reconozcamos esta condición como lo que es, y la llamemos como lo que es. ¿Y que es? Pues una discapacidad es una condición limitante que, en la interacción con el entorno, se vuelve una barrera para participar de la vida social. De por sí, el proceso propio de aceptación y adecuación es complejo, no lo hagamos más difícil con etiquetas que desestabilizan la fuerza que se puede tener.

Dani, como madre de una Persona con Discapacidad, creo que tenemos una tarea enorme por educar en el lenguaje que usamos, en el trato que damos y en romper estigmas que hay alrededor de la discapacidad. Me ha sucedido con frecuencia que se refieren a mi hija como un “ángel” (nada más alejado de la realidad 🤣) o que la infantilicen, cosa que ofende profundamente a mi hija. Qué tal si simplemente nos interesamos por saber cómo se llaman y los llamamos por su nombre?
ResponderBorrarTotalmente de acuerdo! Siento que algunas etiquetas insultan y otras cargan de responsabilidad que no nos pertenecen en realidad.
ResponderBorrarConforme uno camina por la vida, uno conoce a mil personas y mil personas (por dar un número) lo conocen a uno, y es interesante que todas esas personas tienen algo que los hace diferentes, y eso es extraordinario, como una humana promedio, me declaro culpable de estar desinformada y no poder cooperar con estas personas que a veces requieren atención, ayuda, comprensión y paciencia, pero ya tocado el tema del tiempo, también me declaro culpable de querer ayudar al cambio y poner alma y corazón en ayuda de varias personas que gozan de mucho más que nosotros, porque despiertan en un montón de sentidos que los comunes normales, no.
ResponderBorrarWow
BorrarCreo que todos tenemos que poner un granito. Gente que hable y diga sus necesidades y realidades y personas dispuestas a escuchar. Así logramos un cambio hacia la mejor vida.