Los límites no solo están en tu mente


En mi vida he pasado por  diferentes situaciones que me han hecho pensar y reflexionar que los límites son producto de la mente. Me refiero a las barreras que provienen de los pensamientos y hábitos  que tenemos  de cómo nos percibimos y cómo nos perciben. Por lo cual es de vital importancia el decir y creer que lo que queremos hacer lo podemos hacer, y eliminar de nuestro vocabulario y hacer oídos sordos al «NO PUEDO» y descubrir cómo lo podemos lograr.

Como persona en condición de discapacidad escucho frecuentemente a mi familia, en el colegio, trabajo y otros entornos esta frase «no puedes hacer esto o aquello». Ante esto he sentido la necesidad  de demostrar lo contrario y me mandó de bruces contra el mundo porque «¡yo sí puedo!». Y es verdad. Yo sí puedo hacer lo que me propongo; tener una condición de discapacidad no significa incapacidad, sin embargo, es necesario mantenerse dentro de los límites del bienestar en lo que sea que hagamos.

Recientemente cumplí 26 años y puedo decir que los límites no necesariamente están en la mente. Mi reflexión al respecto empezó descubriendo que existen limitaciones en la actividad (dificultades o alteraciones en el funcionamiento) y restricciones en la participación (dificultades al involucrarse en situaciones sociales). En ambos escenarios se plantea la existencia de limitaciones en la realización de nuestros proyectos que sobrepasan el universo de nuestra mente.

Otro aspecto en esta reflexión fue el impacto que tiene en mi bienestar llevar a cabo ciertas funciones. En mi caso específico tengo limitaciones motrices como subir o bajar escaleras, correr, o caminar largas distancias. ¿Lo puedo hacer? Si, pero es mejor evitarlo, pues implica un malestar para mis rodillas y un desgaste en mis músculos de las piernas, además de una tensión emocional debida al miedo. Sobrepasar esos límites que me pone mi cuerpo pueden ir a extremos donde el desgaste de mi estructura física me ponga en riesgos de caídas, golpes o lesiones; o simplemente me deja en cama un largo tiempo, pues necesito recuperarme para estar bien de nuevo.

Desde ahí me he dado cuenta de que decir «los límites están en tu mente» es un poco desconsiderado, pues hay condiciones de la persona, la sociedad y los medios materiales  en la que se encuentra  inmersa que no permiten el desarrollo «común» de cada acción ya sea cotidiana o personal. Si, el entorno también puede ser una barrera. Por ejemplo, hay restaurantes donde no puedo entrar pues no hay rampas; o a veces no puedo subir de piso en un edificio, pues la gente no  me da espacio en el ascensor. 

Para finalizar, es importante recalcar que hay límites que creamos debido a una idea o acontecimiento que irrumpe profundamente en el pensamiento de cómo llegar a hacer las cosas, como el miedo, o una caída. Sin embargo considero necesario que conozcamos el origen de esos pensamientos y naveguemos los límites y alternativas de nuestro ser. Yo estoy en el viaje del autoconocimiento para entender qué y cómo lo puedo hacer y, así ser dueña de mis decisiones y acciones. 

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